La importancia de lo lúdico.

Liberando el estrés jugando, afectividad, creatividad

Los seres humanos, cuando nacemos, jugamos. Primero succionando, chupando, tocando, mirando, curioseando…, nuestras manitas, piececitos, un pendiente de nuestra madre, queremos atrapar el pelo…, para ver qué es y qué pasa al atraparlo. Y cuando crecemos, aparecen otros juegos más coordinados como saltar, girar y otros que surgen cuando nos relacionamos con otras personas: escondiéndonos, buscando y encontrando, corriendo, etc. Por eso los niños juegan porque es su manera de elaborar el mundo, lo que entienden de él, y de organizar su universo interno.

Jugar es el arte de existir, el goce de vivir.

Biodanza es un sistema de desarrollo humano que promueve el bienestar físico, emocional y mental a través del movimiento, la música y la interacción con el grupo. Para ello creamos un espacio de confianza y respeto donde poder expresar a través de nuestro cuerpo las tensiones físicas y emocionales, y facilitar el desarrollo de nuestros potenciales o características genéticas (vitalidad, afectividad, creatividad, sexualidad y trascendencia). Todo esto lo desarrollamos de una forma progresiva y con la finalidad de reforzar nuestra identidad, aquella que nos hace seres únicos.

Entre los numerosísimos ejercicios que pone a nuestra disposición el elenco oficial de Biodanza, contamos con los ejercicios lúdicos y los juegos de vitalidad.

Lúdico proviene del latín “Ludus”, que significa diversión, entretenimiento, juego.

El juego es anterior a la cultura. Los animales ya nacen jugando y aprenden con los juegos. Por lo tanto, jugar es una necesidad vital de aprendizaje, como el respirar o el comer. Necesitamos jugar para crear.

Los seres humanos, cuando nacemos, jugamos. Primero succionando, chupando, tocando, mirando, curioseando…, nuestras manitas, piececitos, un pendiente de nuestra madre, queremos atrapar el pelo…, para ver qué es y qué pasa al atraparlo. Y cuando crecemos, aparecen otros juegos más coordinados como saltar, girar y otros que surgen cuando nos relacionamos con otras personas: escondiéndonos, buscando y encontrando, corriendo, etc. Por eso los niños juegan porque es su manera de elaborar el mundo, lo que entienden de él, y de organizar su universo interno.

Niña_jugando, lúdico, estrés
lúdico, aprendiendo

El juego es una acción instintiva que se presenta en muchas especies animales, las más visibles para nosotros son las de los mamíferos: perros, gatos, tigres, osos… El juego no tiene un tiempo ni un lugar correcto porque surge espontáneamente. Es el descubrimiento del mundo a través del placer. Ahí rompemos la cadena de servicio que nos impone la cultura humana en la que todo tiene que tener una utilidad. El juego implica una relación interpersonal y una participación con alegría, una oscilación despreocupada y la cualidad de estar comprometidas con lo que estamos haciendo porque implica presencia.

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risas, relajación estrés

 Jugar es una manera de darnos amor: despreocupándonos de las obligaciones, conectando con nuestro ritmo natural, con nuestra espontaneidad, con la expresión, con el placer del hacer, de estar

con presencia, de sentir todo lo que nuestra cultura nos va encorsetando desde pequeñas:

No te muevas – nos lleva al sedentarismo.
No expreses – nos lleva al aislamiento.
No sientas – nos lleva a bloquear nuestros afectos.

Por eso en nuestra infancia jugamos porque es la manera para elaborar nuestro mundo, lo que entendemos de él, y de organizar nuestro universo interno.

En Biodanza, con el juego ayudamos a liberar nuestro movimiento, a ocupar espacios centrales y a expresarnos y exteriorizar el amor de diferentes formas: con risas, toques, miradas, alegrando nuestras células, permitiéndonos darnos amor a nosotras y nosotros mismos.

Cuando jugamos despertamos los impulsos naturales de la vida:

  • Presencia-ausencia:Esta dualidad opuesta representa la unión-separación de la vida. En el vientre materno vivimos esa unión indiferenciada, madre y bebé comparten el mismo espacio, las mismas sensaciones. Con el nacimiento experimentamos la primera separación física, aunque la dependencia biológica mantiene esa unión patente. Poco a poco vamos necesitando más autonomía y cercanía a la vez. Así se forma el sentimiento de que ambos impulsos son necesarios, la presencia y la ausencia, la autonomía y la cercanía. En biodanza danzamos esos impulsos con los juegos y los ejercicios de encuentros lúdicos y juegos vitales con cambios, en los que nos tenemos que acercar haciéndonos presentes y separarnos para ir a buscar otros encuentros y experiencias.
  • Equilibrio- desequilibrio: Experimentamos los límites entre el equilibrio y el desequilibrio, perdiendo el punto de apoyo y volviéndolo a recuperarlo. Son vivencias que nos aportan confianza en nosotras/os y en los demás (giros, balanceos…). Cuando somos pequeñas/os jugamos a caernos porque sabemos que después nos podemos levantar, esto es cuando ya sabemos caminar. En biodanza proponemos juegos para recuperar estas capacidades.
  • Perseguir – ser perseguida: Perseguir aporta instinto yang de ir hacia lo que queremos, de determinación hacia nuestros objetivos, de presencia. Ser perseguido también nos conecta con la necesidad de querer y ser queridas y queridos, de gustar a las demás personas. Que también elaboramos en las sesiones.

En biodanza nos valemos de los juegos biocéntricos que evitan la competición entre las personas que participan, que además desarrollan la escucha de la otra persona, fomentan la creatividad, la afectividad, la colaboración, agudizan la percepción de los sentidos, nutren la sed de curiosidad…

En biodanza rescatamos esta posibilidad para la experiencia de las personas adultas. Porque JUGAR es el gozo de existir, es el arte de vivir, es una felicidad presente. Es el instinto y la emoción integradas. Es a través del juego que establecemos vínculos con las otras personas: desarrollamos la creatividad y la afectividad, despertamos vivencias vitalizadoras y elevamos nuestro estado de ánimo, se equilibra nuestro organismo y por tanto la salud.

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Me gusta una frase que dice:

«Qué bueno cuando nos            encontramos jugando».

¿Tienes ganas de volver a jugar para volver a organizar tu mundo interno y seguir creciendo a nivel personal, rescatando tu espontaneidad, tus risas, tu alegría innata y reforzar tu autoestima?

 Prueba una sesión y emprende ese camino de liberación emocional del estrés. El acompañamiento en grupo en un ambiente enriquecido con otras personas que están en ese mismo camino, facilita que el camino sea más rápido y profundo.

Bibliografía: «El juego en Biodanza y otros juegos biocéntricos» – Sandra de Rivas Hermosilla

          

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